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- 25/06/2025
Historia de Mark Beaumont
Fotos de Markus Stitz
La siguiente historia es un extracto de CADENCIA, una colección de relatos ciclistas de todo el mundo. Cada fragmento se ha escrito para inspirar, para acercarnos a los personajes de cada comunidad, cercana o lejana, que están conectados por el nexo común de una vida sobre dos ruedas.
Nueve horas. No parece mucho. Es tiempo suficiente para hacer algunos progresos, para ser modestamente productivo. Es un día completo en la oficina. Es un viaje desde Heathrow a Chicago O'Hare en un vuelo sin escalas, o casi todo el trayecto al volante desde Inverness, Escocia, a Londres. No parece demasiado tiempo, hasta que te planteas recortar ese espacio temporal de una ruta en bicicleta de 37 horas. En ese momento, nueve horas desaniman a cualquiera. Y ese es exactamente el desafío al que me enfrenté cuando me preparaba para establecer un nuevo récord y reconquistar el Tiempo Más Rápido en la North Coast 500.
Nunca hubiera imaginado que uno de mis objetivos más cortos también sería el más duro. Después de todo, en comparación con montar una bicicleta durante 29.000 km por todo el mundo, recorrer 830 por el norte de Escocia incluso se quedaba corto. Pero no nos confundamos, intentar batir el récord North Coast 500 fue el mayor esfuerzo de mi vida. Quizá se deba a que ir más rápido, no necesariamente más lejos, constituye en cierto modo un nuevo enfoque de las bicicletas para mi.
Durante más de dos décadas de mi carrera he estado persiguiendo el ciclismo de ultraresistencia. Como parte de ello, en 2015 establecí el récord de la North Coast 500 en 37 horas. La culminación vino sin duda en 2017, cuando completé mi objetivo de dar la vuelta al mundo en bicicleta. Ese esfuerzo me llevó 78 horas, el tiempo más rápido hasta entonces, y para ello necesité mucho más que unas piernas y una mente fuertes. La complejidad de un récord mundial de circunnavegación reside en su gran logística y la diversidad de climas y condiciones, por no hablar del enorme desgaste que supone un recorrido en bicicleta de tal magnitud. Dar la vuelta al planeta en bicicleta parecía el mayor desafío posible, porque no hay nada más grande que el mundo.
Pero después de dedicar tanto tiempo y esfuerzo a montar lejos, los últimos cinco años conllevaron un nuevo desafío: aprender a ir más rápido. Durante ese tiempo me fascinaron las ganancias marginales que se conseguían a través del entrenamiento, la nutrición, la configuración y logística. Y como no es necesario recorrer tanta distancia, de algún modo me he sentido liberado para centrarme en rutas que me desafíen en otros sentidos, y explorar el gravel, la contrareloj ¡e incluso bicicletas clásicas de rueda alta! Aún así, el ciclismo de resistencia siempre ha sido mi pasión, y aunque he tenido una trayectoria de récords y expediciones, nunca he competido bien. Estaba listo para un nuevo desafío.
La RAAM, la legendaria carrera Race Across America, se convirtió en un nuevo desafío que me cautivó. Recorre 4.800 km desde Oceanside, California, en la costa del Pacífico, hasta Annapolis, Maryland, en el Atlántico. Parecía el evento perfecto para alguien que ama la ultradistancia y quiere vivir una buena competición. Los preparativos fueron enormes, y en 2021 ya estábamos listos con un equipo de relevos. James Lowsely-Williams, alias Hank, y yo nos marcamos del objetivo de ser el primer relevo que cruzaba Estados Unidos en menos de 6 días. Pero el mundo tenía otros planes. El Reino Unido volvió a imponer restricciones a los viajes, lo que puso fin abruptamente a nuestras esperanzas de competir en la RAAM ese año.
Reorientamos nuestro extremo entrenamiento y preparación hacia algo local, y nos decidimos por la ruta entre Land's End a John O'Groats. Es una clásica de sur a norte, de punta a punta del Reino Unido, que no tenía récord de relevos. Para que nos hagamos una idea, el récord en solitario masculino lo tiene Michael Broadwith en la ruta de 1.405 km en 43 horas y 25 minutos. Haciendo relevos de 1 hora, Hank y yo la completamos en poco más de 38 horas. Vale, fue brutal, pero nos dio un chute enorme de confianza de cara a la Race Across America del año siguiente.
Saltemos 12 meses adelante, y me uno a Jonathan Schubert para la edición de 2022 de la RAAM. Fue el primer hombre en hacer una contrareloj de 160km por debajo de tres horas. Estaba claro que tenía un motor enorme, pero, ¿tendría la experiencia necesaria para una carrera de 4.800 kilómetros? No pudimos comprobarlo. En California, 14 horas después de la salida oficial, y estando en la mejor forma de nuestras vidas, Jon dio positivo en Covid. Me supo fatal por él, y personalmente, estaba hecho polvo. Sentí que un año entero de entrenamiento y sacrificios familiares no habían servido para nada. ¡Estaba más en forma que nunca, y no tenía ningún evento en el que competir!
Estaba de espaldas a la realidad y negando lo inevitable. Así que me dirigí a Oceanside solo, en medio de todos los equipos de relevos, esperando ciegamente que surgiera un plan B. A lo mejor Jon daba negativo y volvía, a lo mejor podía encontrar un nuevo compañero de equipo, a lo mejor podía hacer la carrera en solitario. Después de 800 km solo sin parar, de repente me golpeó la futilidad de aquella empresa. Estaba en medio de Arizona cuando finalmente me paré y surgieron todas las emociones. Empecé a llorar en el desierto.
Todos los atletas de todos los niveles se enfrentan a contratiempos. Como todo en la vida, tenemos poco control de los factores externos, pero podemos escoger cómo respondemos a ellos. Me costó unas semanas aclararme después de la decepción del segundo intento fallido de la RAAM. Pero, en casa, con mi familia, y un poco de espacio respecto a la intensidad del equipo y la presión de la carrera hicieron maravillas. Les debo mucha gratitud a mis hijas, Harriet y Willa. Me recordaron maravillosamente como vivir el momento, superar las adversidades y siempre mirar adelante. Con sus ánimos y perspectiva, me motivé para luchar y redimir la temporada de 2022.
Con un marco mental reajustado -no había perdido un año de preparativos, sino que había entrenado hasta conseguir el mejor nivel de forma de mi vida- trabajé junto a mi equipo de rendimiento para crear un nuevo reto. Trabajaríamos para reconquistar el récord de la North Coast 500 que había conseguido en 2015. La marca inicial de 37 horas se había ido batiendo año tras año. El último fue Robbie Mitchell, que en 2021 era el campeón escocés de contrareloj de 24 horas, y había completado la ruta de 830 km en una fantástica marca de 29 horas y 6 minutos. Cuando volví de América, no tenía ni idea de cómo iba a recortar nueve horas de mi anterior mejor esfuerzo.
Pero para eso están los equipos, todo el mundo trabaja junto para lograr un objetivo común, para sembrar la confianza. Junto a mi entrenador Pav Bryan nos enfocamos en la potencia máxima de resistencia, lo que quería decir muchos más intervalos al máximo de VO2 y esfuerzos intensos y sostenidos. Las pruebas en el Velódromo de Newport y en el túnel de Catesby nos ofrecieron importantes datos sobre mi posición y la eficiencia aerodinámica, lo cual nos permitió optimizar mi posición sobre la bici. También usamos la aplicación MyWindSock para sobreponer los factores del tiempo y el clima sobre los datos de la ruta, para ofrecer mejores indicadores de rendimiento. Después venía la nutrición, donde principalmente nos pasamos al líquido para esos grandes esfuerzos de contrareloj.
Desde la perspectiva de la forma física, necesitábamos un test apropiado, así que un mes antes del intento de récord localizamos un evento para probarnos, la competición GBC de gravel, de 500 km, en Quebec, Canadá. Nunca había hecho gravel en Norte América, que para muchos europeos es poco más que una competición de carretera con la carretera sucia. Y resultó ser mucho más que eso.
Establecida en un lugar de postal, me alucinó la belleza y la comunidad que rodeaba el evento. En la frontera de Vermont, esta ruta traza su recorrido por bosques interminables, cruzando lagos fantásticos y resorts de esquí. Deseaba la oportunidad de rendir según mis propias condiciones, sin equipo de apoyo, ni compañero, solo una maldita carretera de sube y baja de 500 km sin pausa. Después de 28 horas de dura competición, crucé la línea de meta eufórico y exhausto. Para la mayoría de ciclistas, esta carrera se hace más por la experiencia que por la clasificación, así que a todo el mundo le dio igual. Pero para mi, darlo todo y luchar por la victoria fue muy importante. Los que competíamos por los primeros puestos mantuvimos una buena pugna. Fue una forma divertida de confirmar que estaba listo para ir más rápido de lo que nunca pensé que era capaz. También intenté sostener un alto esfuerzo durante casi el mismo tiempo que pensaba hacerlo en la NC500.
Aún así, salir desde el castillo de Inverness en Escocia un mes más tarde fue una experiencia muy distinta del gravel en Quebec. Monté una bici de contrareloj optimizada para la eficiencia aerodinámica. Estaba rodeado de un fantástico equipo de 18 personas que se ocupaban del rendimiento y la logística, mientras que un equipo de filmación de GCN documentaba la experiencia. Iba a recorrer 320 km más en prácticamente el mismo tiempo.
El primer gran desafío vino cuando llevaba cuatro horas, cruzando el paso Applecross a 620 metros de altitud. Al establecer mi mejor umbral de esfuerzo personal en este ascenso, sabía que iba un poco demasiado fuerte en este tramo. Me preocupaba pagarlo más tarde. Con casi siete horas, tuve mi primer bajón mental, algo que los deportistas de resistencia conocen. Los nervios de la salida quedaban lejos y estaba sumergido de lleno en la prueba. Me empezó a doler todo y se notaba la magnitud de la ruta. Podía rodar por la carretera que tenía delante, pero sostener el nivel de potencia por ese trazado áspero y ondulante era duro. Lo que más me desanimó durante ese tramo fue darme cuenta de que iba a estar en esa misma postura aerodinámica, haciendo ese mismo esfuerzo, durante otras 21 horas, casi sin descanso.
Casi siempre estás preparado para la carretera que ves, es la que no ves la que hace que la gente abandone. Los juegos mentales siguieron mientras el día se volvía noche, a medida que iban pasando los cientos de kilómetros, y el viento volvía a subir durante los últimos 160 km.
Pero a medida que aumentaban los obstáculos, yo estaba decidida a resistir. En rutas como esa, en casa, en Escocia, una ruta clásica que normalmente se recorre en siete o diez días, había que darlo todo. Cada sesión de entrenamiento, cada sacrificio, cada frustración de la temporada se concentraron en un esfuerzo de 28 horas y media. Mi esposa Nicci estaba en la furgoneta de apoyo y mi equipo no tenía ninguna duda de que iba a conseguirlo. Como ciclista, es completamente humano dudar de uno mismo. Pero no quería decepcionar a todo el mundo, mi equipo, mis patrocinadores, a mí mismo.
Acabó siendo el esfuerzo más duro de mi carrera. Nunca había ido tan fuerte durante tanto tiempo. Si comparas con una ruta de varios días o semanas no es tan duro, pero sin duda fue otro nivel en lo que respecta a rendimiento y velocidad. Mi potencia media durante la prueba fue de 261 vatios. Bajé 16 minutos escasos de la bici durante un total de 28 horas y 34 minutos. Fue algo que solo uno meses antes hubiera pensado que no era posible.
A pesar de las dificultades, los contratiempos y las decepciones, 2022 fue una temporada increíble. En cierto modo, los desafíos la hicieron más rica, y mantuvieron el fuego de mi vuelta a casa vivo para ganar carreras y batir el récord. Como marido y padre, estoy agradecido de tener el amor y el apoyo de mi familia para montar mi bici "con rabia", superarme como atleta y explorar el mundo a la velocidad de una bicicleta. Vale la pena celebrar el hecho de encontrar el tiempo para ello.
de Mark Beaumont
equipada con DURA-ACE Di2
La Argon 18 North Coast 500 que batió el récord
Cuadro: Argon 18, E-119 Tri+ Disco
Palancas de cambio: Shimano DURA-ACE R9160 Di2 con pulsadores de cambio Aero Bar
Frenos: Palanca y pinza Shimano DURA-ACE R9180/R9270
Cambio: Shimano DURA-ACE R9270 Di2
Desviador: Shimano DURA-ACE R9270 Di2
Bielas: Shimano ULTEGRA 53-39
Cassette: Shimano DURA-ACE 11-34
Cadena: Shimano CN-M9100 12 velocidades
Ruedas: Hunt
Cubiertas: Continental Grand Prix 5000 - 28mm
Discos de freno: Shimano MT900, 140 mm
Manillar: 51 Speedshop
Potencia: 51 Speedshop
Tija: Argon 18 TT
Sillín: ISM
Pedales: Shimano DURA-ACE R9100 SPD-SL
Es un avión caza.Cuando se monta, la rueda zumba como una turbina de aire, los clics de los piñones se escuchan a través del disco en los descensos y da mucho gusto.Y los mandos son micro, botones en el manillar tri, que ofrecen cambios electrónicos instantáneos.Esta bicicleta es rápida, extrema y te dibuja una fantástica sonrisa en la cara.