Ciclistas más corpulentos, montando a velocidades más altas por terrenos más pronunciados, preferirán discos más grandes, y los más pequeños son para ciclistas que bajan más despacio por terrenos no tan abruptos. También verás algunos que llevan un disco sobredimensionado delante, y otro más pequeño, detrás. ¿Porqué? Cuando nos lanzamos cuesta abajo por un sendero pronunciado, nuestro peso se traslada a la parte delantera de la bicicleta, por lo que el freno delantero trabaja más, encargándose a veces del 70% del frenado. Un disco más grande es fantástico en este caso.
El color de tus discos de freno te indica si su tamaño es adecuado o no. Si tienen marcas marrones has dado en el clavo. Si tienen una coloración de arco iris quiere decir que se están calentando demasiado y quizás necesites unos más grandes y, si no se decoloran, es que no se calientan, así que quizás debes poner unos discos más pequeños (o montar más rápido).