Incluir la fuerza en tu entrenamiento
Agendar tus sesiones de fuerza en el gimnasio es un ejercicio de equilibrio. Hay que tener en cuenta la sobrecarga de los músculos y el tiempo de recuperación adecuado para conseguir la máxima adaptación, al tiempo que se continúa con el entrenamiento habitual de natación, ciclismo y running. Un gran entrenamiento de resistencia me dijo una vez: "la regla principal del entrenamiento de fuerza en el gimnasio para un atleta de resistencia es evitar que se canse en exceso". Un DOMS intenso (dolor muscular de aparición retardada) afectará negativamente a tu capacidad para mantener la constancia en el entrenamiento.
Aún así, es inevitable que te agotes un poco después del entrenamiento de fuerza, especialmente cuando comienzas o cuando vuelves después de un descanso y tu cuerpo se está adaptando. Por eso, el segundo consejo de aquél entrenador era tan bueno como el primero: "cuando comienzas o vuelves, primero usa pesos ligeros para perfeccionar la técnica y los patrones de movimiento de cada ejercicio, y para ayudar a tu cuerpo a adaptarse a ese nuevo tipo de carga muscular."
Durante mi carrera acostumbraba a ir al gimnasio 2 o 3 veces por semana, y hacía sesiones de fuerza de core y estabilidad de 3 a 5 veces por semana. Tenía un poco de material en casa para mi rutina de core, para que fuera más práctico y eficiente con poco tiempo, y así me resultaba más fácil cumplirlo (si no tienes que desplazarte, se acaban las excusas y los obstáculos). Mi material era sencillo y bastante económico. Tenía una esterilla, dos pesas, una fitball, algunas gomas, y un step.