Para entender la esencia del XTR hay que remontarse al pasado y conocer los motivos por los que Shimano decidió en su momento poner en escena un grupo tan avanzado y exclusivo como éste.
A principio de los noventa la compañía ya contaba con componentes específicos para la bicicleta de montaña. De hecho unos años antes, en 1982, creó el XT. Un grupo que además de ser el primero en la historia específico para este tipo de bicis, se instauró rápidamente como el estándar a seguir en cuanto a fiabilidad y robustez para el ciclismo off road. Sin embargo, el boom de Mountain Bike de finales de los ochenta y principios de los noventa provocó también el auge de las competiciones, cada vez de más alto nivel, de este deporte. Fue entonces cuando comenzó a crecer la demanda de componentes en los que también primaran la ligereza y el alto rendimiento de sus materiales. Tanto es así que los primeros competidores de Mountain Bike llegaron a montar en sus bicis de montaña algunas piezas del Shimano Dura-Ace, el grupo de más alto rendimiento de Shimano por aquel entonces, aunque específico para la carretera.
El nacimiento del XTR en 1991 supuso, por lo tanto, la perfecta respuesta de Shimano a todos aquellos usuarios y a la demanda de un deporte que comenzaban a necesitar unos componentes del más alto rendimiento y con una ligereza sin precedentes.
El mismo año de su lanzamiento el grupo ya consiguió un gran impacto y posicionamiento como la referencia para el Mountain Bike de alto nivel, de hecho, fue utilizado para conseguir el oro en el Campeonato del Mundo de ese mismo año, de la mano del legendario John Tomac.